Cuando lees una historia, en muchas ocasiones los personajes son tan vívidos que parece que los tienes frente a ti durante toda la historia. Esto, que parece un acto de magia por parte del escritor, se puede explicar con un muy interesante truco: tres características que identifiquen al personaje.
¿Cómo se utilizan este truco de las tres características para describir personajes?
Es sencillo: otórgales a tus personajes principales tres detalles que lo diferencien de los demás. ¿Cómo hacerlo? Bueno, pensemos en Harry Potter. Cuando pensamos en este personaje se nos viene a la mente la cicatriz característica, sus lentes y la varita. Podrás decir que en esta historia sobre magos, todos tienen varita (o casi todos). Es correcto, pero Harry es el único que tiene estos tres elementos juntos.
Vamos a otros personajes, no sólo de la literatura, para ver cómo afecta el establecimiento de estos detalles para recordar a personajes. Fidel Castro: barba, gorra militar y tabaco. Grouch Marx: grandes lentes, gruesas cejas y un tabaco. Han Solo: la sonrisa torcida, Chewbacca y el Halcón Milenario. En este último caso debemos destacar que las características pueden ser un compañero, una mascota, un auto, etc.
En todo caso, algo que solamente ellos posean, por lo menos en tu historia.
Construyendo un personaje con el truco de las tres características
En la novela negra existen ya arquetipos utilizados por otros tantos escritores que funcionan bien dentro de su público. Esto sucede porque el lector ya espera ciertas características y comportamientos por parte de los personajes en las novelas que leen. El detective: cínico, sombrero de lado y licor.
Lo mismo se puede decir de otros géneros: el pirata con el parche en la cara (que, por cierto, no indica que sea tuerto como se afirma por ahí); en terror, el personaje con la cicatriz en la cara; en vaqueros, el hombre con su arma especial (o que la usa de manera especial) y un muy largo etc.
Pero vamos a lo práctico: Imagina que tu personaje debe destacar. Podemos decir que posee una barba roja como el fuego, chaqueta de cuero y siempre juega con un encendedor. Es más, podemos decir que silba la misma melodía cuando va a matar a alguien. Estas características deben ser permanentes en toda la historia y por lo menos una de ella debe ser constante.
Ventajas del truco de las tres características
Las ventajas de desarrollar tres características principales para tu personaje son mucha, pero la principal es que te facilita como autor la construcción de un personaje sin mucho problema. No tendrás que perder tiempo en largas referencias físicas, puedes utilizar las características como elementos descriptivo en las acciones y evitará que el lector necesite memorizar mucha información para imaginar al personaje de marras.
Si hablamos de «La Isla del Tesoro», recordemos que a Jhon Silver, el pirata de la historia, le falta una pierna, tiene facilidad de palabra y lo acompaña un loro. Quítale a Jhon Silver cualquiera de estas cualidades y dejará de ser el personaje que Robert Louis Stevenson diseñó. Es tal el poder de descripción de colocarle tres características a tus personajes principales, que incluso cuando Disney lanzó «El Planeta del Tesoro» en 2002, se cuidó de dotarle al moderno Silver de un brazo cibernético, le cuidó su facilidad de palabra y cambió al loro por una simpática criatura polimórfica.
Comentario aparte, nunca entendí por qué esta película resultó un fracaso en la taquilla, a pesar de que fue nominada a los Premios Óscar como mejor película animada… ¡En fin!
Cómo verás, la elaboración de un personaje de apariencia sólida puede ser lograda por tres características principales. Quizás desees sumarle más de tres características, pero en este caso debes recordar que no conviene llenar con excesiva e innecesaria información al lector puesto que podrías confundirlo sin razón. Sin embargo, he aquí un último comentario: las tres características pueden dotar de tu personaje de atractivo, pero lo que seas capaz de hacer con él es lo que atrapará al lector o lo que hará que deje tu historia a un lado y se concentre en personajes de mayor interés.
Cuida el contenido: es el manjar literario que enamorará al lector.