¿Sabías que aprender cómo crear un personaje literario es tan importante como el propio argumento de la obra?
¿No lo crees? Imagina por un momento que el personaje de Crimen y Castigo tuviera la sangre fría de Hannibal Lecter, el personaje central de El Silencio de los Inocentes. En este caso estaríamos hablando de la obra cumbre de Fedor Dostoiewski con un personaje muy diferente al original; uno mucho más sólido y seguro de sí mismo, tal y como lo ideara Thomas Harris.
Pero las características de Lecter harían imposible el desarrollo de la trama propuesta en este clásico de la literatura rusa. En Crimen y Castigo se requería que su personaje principal, Raskólnikov, presentara características muy diferentes a las de un soberbio y arrogante psicópata, por lo que Lecter no hubiera funcionado y la novela de Dostoiewski muy posiblemente habría fracasado.
Esto nos permite aclarar un punto: en una novela no deben existir piezas sueltas. Si hay un personaje es porque dará soporte a la trama y no sólo por colocarlos. Pero ¿cómo crear un personaje que sea creíble y útil a nuestra historia?
Comencemos. Imagina que tienes a tu personaje frente a ti: ¿cómo es? Existen fichas que exigen muchos elementos que se pueden agregar en la creación de un personaje, pero considero que en algunos casos se trata de información excesiva e innecesaria. En el momento de pensar cómo crear un personaje debes definir atributos, los que sean útiles, como por ejemplo su altura, su contextura física, el color y largo de sus cabellos, etc. Estos son elementos que permitirán dibujar al personaje en la mente del lector. Para esto puedes realizar un ejercicio muy sencillo: describe en forma somera a un conocido. Esto lo puedes hacer en cualquier parte e, incluso, de manera mental. Recuerda que se trata de un ejercicio. Es posible que descubras que lo que más llama la atención de la persona que estás describiendo sea su sonrisa, o un tic que posee, o una definitiva autoconfianza. Así como lo percibes tú, así percibirá tu lector. Por lo tanto, no exageres en los detalles a menos que alguno de estos sea fundamental para la historia.
Recuerda elaborarle una biografía adecuada a lo realmente necesario. Un personaje principal puede requerir una biografía más amplia que uno secundario, y aun así, la extensión de la misma debe ser funcional. ¿Para qué hablar de sus estudios de primaria si esto no es relevante para la historia? He conocido de personas que no han podido desarrollar sus novelas porque están atrapados en la creación de biografías perfectas. Esto no es ser perfeccionista: esto es perder el tiempo.
Supongamos que ya tienes la descripción de tu personaje, tanto en la parte física (alto/bajo, gordo/flaco, elegante/desaliñado, etc.) como parte de su personalidad (jocoso/amargado, optimista/pesimista, culto/ignorante, etc.) y la biografía que consideres necesaria. Ahora, ¿cómo encaja el personaje en la historia?
Al pensar en cómo crear un personaje, es importante definir qué resortes activar para ajustarlo a los eventos que se han de narrar.
1.- ¿A cuál problema se enfrenta el personaje? ¿Cuál es la solución?
Otorgarle al personaje un conflicto y una meta te facilitará mucho la elaboración de tu historia, ya que no vagarás tratando de llevar a tu personaje a algún lado. Básicamente, toda historia se centra en un obstáculo que ha de ser superado: la manera en que argumentes la superación o no superación del problema será lo que dará forma a tu novela.
2.- Capacidad de reaccionar.
El personaje puede generar la acción para impulsar un evento o puede reaccionar a un evento en curso. En todo caso el personaje hace algo. Un personaje que no sea capaz de interactuar con las circunstancias que le rodean es como una estatua sin alma. No sirve para nada, así que lo mejor es crear otro personaje que realmente te haga preguntar «¿qué vas a hacer ahora?».
3.- ¿Tiene razones para actuar?
Cuando pienses cómo crear un personaje, debes entender que el personaje debe tener una clara justificación para hacerlo. Es común que la justificación venga en combo con el problema: el obstáculo me quita lo que más quiero y me impulsa a buscar venganza, o el obstáculo me presenta una intriga que necesito conocer. Incluso el rebasar al obstáculo esconde la promesa de grandes fortunas físicas, de poder o espirituales. Las motivaciones detrás de las motivaciones ya es harina de otro costal y eso dependerá de la habilidad del escritor.
4.- ¿Aprende de los eventos de la historia?
Mientras trabajas en cómo crear un personaje, debes otorgarle de la capacidad de aprender. Por más incompetente que sea el personaje, la capacidad de que aprenda algo que luego le sea de utilidad permite construir interesantes arcos. No hace falta que tu personaje sea inteligente. Incluso puede tener una inteligencia inferior a la media como lo puede comprobar con Chauncey Gardiner, el personaje principal de Desde el Jardín. Pero si desarrollas un personaje que no aprende nada de lo que le pasa, será muy difícil que capte la atención del lector.
5.- Debe poseer dudas.
Estas pueden ser éticas, morales, filosófica, religiosas, etc. Lo que quieras siempre y cuando se justifique en la historia. Estas dudas, bien trabajadas, permitirán llevar al personaje en una montaña rusa de decisiones. Pero cuidado con esto: el truco es utilizar este elemento de manera parca y precisa. Un personaje que duda en todo momento es un personaje aburrido porque el lector no sabe a dónde va y al cabo de un tiempo tampoco le importa. El darle una rugosa textura en cuanto sus principios hará que lector desee saber si cederá a las tentaciones y errores, si se mantendrá fiel a sus ideales o acabará en una zona de penumbra dónde el fin justifique los medio, aunque ni siquiera el propio personajes esté del todo convencido de sus propias acciones.
6.- Y hablando de sus dudas, ¿qué oculta el personaje?
Todo secreto genera interés, y mientras más sórdidos, mejor. Un pecado, un vicio, un error incorregible. Pero también puede ser una meta no alcanzada, un arrepentimiento entre pecho y espalda, una pasión muy personal, etc. Aunque estos son elementos excelentes para dar giros inesperados y soportar decisiones imprevistas, a veces es conveniente que a lo largo de la historia sueltes elementos que sugieran que algo extraño se oculta. Así no llegamos a una sorpresa sin pies ni cabeza. Recuerda que no basta con sorprender al lector: hay que saberlo hacer.
7.- Luego de todo lo anterior, llegamos a un elemento de peso en el personaje: ¿puede tomar la decisión final?
¿Le diste a tu personaje los elementos que hagan que la decisión final sea creíble? Si es así, entonces podemos decir que alcanzaste la meta sobre cómo crear un personaje. Habrá quienes digan que se puede crear un personaje sin capacidad de decisión, y en este caso se me viene a la cabeza a Frodo, de El Señor de los Anillos. Sin embargo, recordemos que Frodo contaba con la presencia continua de Sam Sagaz. Así que pudiéramos estar ante un personaje compuesto de dos partes.
Recuerda dedicarle el tiempo adecuado para pensar cómo crear un personaje para tu novela. Esto te ahorrará tiempo, hará más creíble tu historia y te permitirá desarrollar un argumento más sólido y fluido.
¿Te gustó el artículo? Entonces, ¿qué estás esperando? ¡Comienza ya a elaborar el personaje ideal para tu historia!