Si tengo que traer a colación el escritor que hizo que me enamorara de la ciencia ficción, ese sería, sin duda, Isaac Asimov. Y es que su saga “Fundación” fue la grandiosa entrada a este género por su descripción de lo que sería una civilización humana en un futuro y su accidentada evolución, la cual podía ser analizada gracias a la llamada psicohistoria.
Isaac Asimov fue un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica. De hecho, en vida fue considerado uno de los tres grandes escritores de ciencia ficción junto con Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke, aunque yo agregaría a Ray Bradbury a este selecto grupo. Su saga más conocida es, precisamente, “Fundación”, la cual dio paso a otras obras maravillosas, algunas de ellas relacionadas con otra de las pasiones de este científico: los robots y su compleja relación con los humanos que los crearon.
Asimov nació en Petrovichi, Rusia, en 1920 y emigró a los Estados Unidos con su familia cuando era un niño pequeño. Allí se naturalizó como ciudadano norteamericano en 1928. Desde muy joven demostró su pasión por la lectura. Incluso se asegura que ya leía a los 5 años y hablaba yidis (un idioma de las comunidades judías en América) e inglés con sus padres, además de manejar algo de ruso. Comenzó su educación formal en el sistema de escuelas públicas de Nueva York en 1925 y fue colocado en el curso de avance rápido de 1930 a 1932. A los 11 años ya había comenzado a escribir sus relatos.
Para Asimov el escribir era algo tan natural como el respirar. Esto lo demuestra sus más de 500 volúmenes publicados, entre novelas y relatos de ciencia ficción, y trabajos de corte científico. Además de escribir sobre misterio, fantasía, matemáticas y la Biblia, también dio clases de bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston.
Se trató también de una persona que no temía expresar su opinión en un entorno que no era tan amigable con su manera de pensar. Era conocido por defender los derechos de la mujer, estar a favor de la homosexualidad y declararse ateo. Como dato curioso, este gran escritor de la aventura espacial le tenía pavor a volar, por lo que sólo viajó en avión dos veces en su vida. Además, fue miembro del grupo MENSA (una asociación internacional de superdotados) por largo tiempo. Así mismo se definía claustrofílico, ya que disfrutaba de los lugares pequeños.
Asimov tuvo un ataque al corazón en 1977 y se le sometió a una cirugía de bypass triple en 1983. Murió el 6 de abril de 1992, en Nueva York, donde fue incinerado. En su momento se divulgó que el deceso ocurrió por insuficiencia cardíaca y renal. Sería en 2002 que Janet, su viuda, y Robyn Asimov, hijo del primer matrimonio del escritor, revelaron que la verdadera causa de su muerte había sido el SIDA, enfermedad que Asimov contrajo durante una transfusión de sangre. Esto se había ocultado dada la posición prejuiciosa de la población en cuanto a esta enfermedad. En su libró póstumo »It’s Been a Good Life», publicado en 2002, se explicaba cómo sucedió el contagio.
Como reconocimiento a su carrera y aporte a la ciencia a través de la literatura, en 1981 se le hizo un homenaje al nombrar al asteroide 5020 como “Asimov”, en su honor.