Aprender a disfrutar de la lectura es algo que muchos desean dominar, pero que, con tanto trajín de la vida moderna, se va retrasando a cada momento hasta volverse en una misión imposible. Sin embargo, como considero que nada debe interponerse entre el lector y los incontables mundos que le aguardan entre las páginas de un libro, hoy te comparto 5 sencillos y muy útiles consejos que te permitirán ir dominando el arte de leer hasta convertirte en un verdadero apasionado de la lectura. ¡Comencemos!
1.- Nunca leas por obligación.
Si alguien afirma que se debe leer obligado hasta tomarle gusto a la lectura, puedes estar seguro de que no sabe de lo que está hablando. La lectura debe ser un placer, nunca un deber. Lo importante es que, si sientes el deseo de disfrutar de la lectura, conviene que determines el género más acorde con tus gustos.
No son raros los casos de personas que deciden tomar un libro porque a otros les gusta y desean, de buena fe, compartir dicha sensación. Sin embargo, no existe libro alguno que agrade a todos los lectores.
Es probable que «El Pájaro Espino» resulte pesado para algunos lectores, sintiéndose más a gusto con «El Alquimista». Son dos estilos tan diferentes como el día de la noche, y cada uno posee su propio público. Por esto es importante seleccionar el estilo y autor con el que más te identificas. Tómate tu tiempo; una vez que halles el nicho de tu gusto, darás inicio a un viaje que nunca finalizará.
2.- Busca un lugar cómodo para leer.
Leer no es una actividad física de alto desempeño, es cierto. Pero requiere un mínimo de comodidad física que permita al lector sumergirse en la historia sin nada que lo distraiga. Aquí, al igual que en el punto anterior, todo depende de lo que el lector desee. Hay quienes disfrutan leyendo en una cafetería con el rumor de las personas, mientras que otros prefieren escuchar algo de música y a otros nos embruja los lugares apartados y silenciosos.
Selecciona un lugar para leer. Será tu refugio, tu rincón. Preferiblemente con buena luz, para evitar fatiga de la vista y dolores de cabeza. Un detalle a tomar en cuenta es realizar pausas activas. Esto es mirar a un punto a la distancia cada quince minutos de lectura. Estas pausas pueden durar veinte segundos. Lo curioso es que muchos lectores realizamos estas pausas en forma instintiva.
Durante este breve período nos detenemos a pensar en los acontecimientos narrados o tan solo nos dedicamos a acariciar las páginas de los libros. Sí, me declaro culpable, ¡amo los libros físicos!
3.- Establece metas en la lectura.
Estas metas pueden variar. Por ejemplo, acordemos leer a cierta hora del día. Esto organizará nuestro cerebro para estar alerta cuando sea el momento de la lectura. Algo así como el acondicionamiento de un atleta para que su cuerpo responda según estímulos ya establecidos. También puedes decidir cuántas páginas o capítulos piensas completar. Incluso, puedes elaborar un listado de los próximos libros a leer.
Todo esto crea un hábito. Y el hábito hace al monje… o por lo menos eso dicen.
4.- Comparte lo que leas y aprendas.
Por ahí rueda el meme del rostro de Thor triste, con la leyenda «mi rostro cuando no tengo con quien comentar el último libro que leí». Casi podríamos decir que esto es algo «tomado de la vida real».
Compartir lo que descubrimos es una necesidad innata en el ser humano. Hablar sobre la historia recién finalizada y escuchar opiniones diversas sobre la misma, es como extender el embrujo del libro más allá de su última página. Esto, por supuesto, genera una gran satisfacción, lo que nos impulsa a leer más. En algunos casos, acabamos leyendo los libros y autores que otros comentan, mientras que ellos hacen lo mismo con los que recomendamos.
Sería genial si contaras con otros amigos con quienes reunirte para charlar sobre lo que has leído. En caso de que no tengas cerca amigos de este tipo, puedes compartir tus impresiones con personas de todo el mundo utilizando las redes sociales. Este tipo de retroalimentación es una de las mejores formas de disfrutar de la lectura.
5.- Entabla amistad con otros lectores.
Conocer a otros lectores te permite crear lazos de amistad con personas con las que compartirás la afición de la lectura. Mientras que en el punto 4 hablamos de compartir lo que leas, en este punto nos referimos a dar un paso más: a crear un grupo de amigos lectores. Lo normal es que acaben siendo fans de un género específico, como por ejemplo, terror. Y también es común que sean seguidores de un autor en especial. Un ejemplo es Stephen King. ¿Te suena este nombre?
Conclusión.
Hay detractores de la lectura que, en su infancia, fueron obligados a «maravillarse» con esta actividad. Por desgracia, esto genera más Grinchs literario que amantes de los libros. Ellos, los antilectura, han recibido muy malas experiencias en algo que nos fascina a otros. Y esta diferencia es algo que debemos comprender y respetar.
Si queremos impulsar generaciones de lectores, debemos permitirles descubrir por sí mismos la magia que se encuentra en los libros, y una de las mejores maneras de lograrlo es con el ejemplo. Poco sirve alabar ante nuestros hijos el placer de la lectura cuando nunca nos ven con un libro en las manos, o cuando solo nos dedicamos a ver la televisión. Compartamos con nuestros hijos pequeños los infinitos universos que aguardan entre las letras de una historia.
Es una decisión que bien vale la pena y que, estoy seguro, nuestros hijos nos agradecerán a lo largo de toda su vida.